lunes, 8 de febrero de 2016

Identidad Nacional durante y despues de la Nueva España en México. Parte 1

Mensaje del profesor Jorge Morales Moreno


Cuando México logró la independencia (1821), la cultura visual y el imaginario colectivo del nuevo “ciudadano” habían sido moldeados, representados y socializados por las artes visuales (pintura, escultura, grabado) y la arquitectura propias del periodo virreinal, de clara tendencia religiosa. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII proliferó una pintura de tema social (de alto contenido racial) centrada en la descripción física y social de las diversas castas que componían a la sociedad novohispana. Este género pictórico contribuyó a la formación de una gráfica popular que daba cuenta del vestir, los oficios y las costumbres de sus pobladores. Este tipo de “pintura de costumbres” reforzaba las premisas verticales, jerárquicas y paternales propias de los valores de la corona española y perdió valor utilitario cuando las castas (y la esclavitud) quedaron abolidas por la constitución de 1824. 

Romper con la tradición iconográfica heredada del pasado virreinal y sustituirla por una nueva, imbuida por un imaginario de carácter nacional, laico (de preferencia), patriota (por definición) e histórico (por naturaleza), fue uno de los objetivos de todos los gobiernos federales que se sucedieron a lo largo del siglo XIX, incluyendo los conservadores y al mismo emperador Maximiliano. Aunque la pintura, la escultura y la arquitectura jugaron en este escenario papeles estelares, le correspondió a la litografía (y al Diseño Grafico que dio lugar) el mérito de haber iniciado, liderado y socializado semejante transformación. 

Introducida por el italiano Claudio Linati (1770-1832) al país en 1826, constituyó el mejor medio de representación y difusión de la identidad mexicana a lo largo del siglo XIX. Generó imágenes memorables de gran realismo y buen oficio, modernas y actualizadas (en técnica y temas) de los tipos, costumbres, oficios y tradiciones de los entonces novedosos mexicanos. 

Otro gran protagonista en la construcción de un imaginario colectivo a base de imágenes impresas de gran difusión y bajo costo (en comparación con la pintura y la escultura) fue la fotografía. Si la litografía representó un medio moderno de reproducción de contenidos visuales por los temas que trataba, la fotografía lo fue también pero por la técnica empleada: la reproducción mecánica del objeto visual. Abocada también a los temas del presente, la fotografía mexicana del siglo XIX encontró un amplio repertorio de posibilidades en la documentación del pasado prehispánico, el paisaje (natural, local, urbano), el retrato y la tipología social de los mexicanos (como la litografía).
Paralelo a la litografía primero y después a la fotografía, las Bellas Artes, esto es la pintura, la escultura, el grabado y la arquitectura académicas (patrocinadas en el país desde la apertura de la Real Academia de San Carlos en 1783), contribuyeron enormemente también a la renovación del imaginario colectivo y la cultura visual del país en un siglo asolado por guerras de todo tipo. 

En función de lo anterior veremos surgir una primera escuela de pintura de gran técnica e inspiración europea, que derivó en una incipiente “pintura de historia” a partir del último tercio del siglo XIX; y esculturas alegóricas que coqueteaban con el pasado indígena, más allá de los inevitables trabajos de orientación religiosa e incluso mitológica propias de un neoclásico tardío. Esta mezcolanza de temas y búsquedas de “lo nacional” con estilos europeos fue también registrada por una arquitectura que copiaba las modas europeas sin renunciar a los edificios o monumentos conmemorativos del pasado indio. 

Notas de clase:


LOS PRIMEROS DISEÑOS MEXICANOS

PINTURA, GRAFICA, ARQUITECTURA Y EXPRESION POPULAR

PINTURAS DE CASTAS

Las pinturas de castas dan a conocer la situación de carácter social que se tenía en la época de la Nueva España. La mayor discriminación no venía por tu apariencia si no por la sangre de tu linaje. Todos tenían el placer de hacer una familia y descendencia con quien quisieran, sin embargo, a diferencia de la actualidad, eran los hijos de estas acciones los que se enfrentaban a la sociedad de una forma limitada y racista. La sangre limitaba tu desarrollo en la sociedad, solamente los “sangre pura” (100% española) podía tener un lugar en la corte, el simple hecho de nacer en la Nueva España era incluso para los españoles algo malo, ya que no eran considerados 100% españoles si no españoles de ultramar. “Indios, chinos o negros no podían tener un lugar en el gobierno español, mucho menos su descendencia, de hacerlo mancharían la pureza española”.  Estos “mestizos” eran solamente colonos comunes y corrientes. No importaba que tan inteligentes o talentosos fuesen, el gobierno los limitada bastante.   Es algo parecido a lo que tenemos hoy en día, solo que a diferencia de esos tiempos, ya no nos fijamos en la sangre si no en la clase o los papeles que te distingan, se podría decir que el racismo ya es parte de la cultura y como tal también a evolucionado al sistema capitalista que nos rigüe hoy en día. 

Los mexicanos tenemos una mezcla racial muy grande, se ha detectado descendencia africana hoy en día en nosotros. Sin duda, durante esos tiempos, la cultura española limito mucho al desarrollo cultural del país. En esos tiempos se consideraba a los indígenas como los seres más inferiores,  no es de sorprendernos que cuando el sistema español fuese revocado, los indígenas pasaran a ser del último al principal icono de nuestro país y cultura. Al fin y al cabo, de todas las mezclas que existen actualmente en el mundo, son las indígenas las más puras, gracias a su sociedad y cultura. A diferencia de ellos, el ciudadano promedio se enfoca en factores estéticos, materialistas o sociales para elegir a sus parejas o uniones familiares.

Actualmente, despreciamos a los indígenas (a pesar de ser nuestras raíces genéticas), es tal la influencia extranjera que ha provocado mucha desigualdad e ignorancia en México. Palabras racistas modernas como Huera de rancho, naco, indio, etc., derivadas del color de la piel o vestimenta, ha afectado a nuestro país. Olvidamos que todos tenemos descendencia indígena, por lo tanto, al ofender a los indígenas o usar el término de forma incorrecta, nos estamos ofendiendo igualmente. Así que antes de abrir la boca ignorantemente debemos tomar conciencia de esto inteligentemente. 

La discriminación y racismo que tenemos hoy en día viene desde la antigüedad de la conquista mexicana. Así que la pintura de castas nos permite comprender, ver y entender este problema, y a largo plazo, poder solucionar el problema de una forma más inteligente y responsable.  Estas pinturas nos permiten saber la identidad nacional y cultural que se tenía en esos tiempos por parte del pueblo mexicano.

Las monjas coronadas son la mayor representación historia, cultural y exquisita que se tiene en la pintura en esas épocas, algo curioso es que no se van a encontrar monjas coronadas en Europa. Es exclusivo de México, por lo tanto estas son parte de nuestra identidad nacional.
 

Anónimo, Ca. 1775
 Retrato de profesión de sor Rosa María del Espíritu Santo Roa de la Fuente,
Convento de Santa Teresa “La Nueva” de México, óleo sobre tela, 191 x 106 cm.
Colección: Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec”, CONACULTA-INAH
https://es.pinterest.com/pin/394979829793421499/




Las Monjas Coronadas eran mujeres casadas literalmente con la religión de esa época. Como ustedes sabrán en esos tiempos la religión dominaba en todo sentido y durante nuestra conquista fue impuesta por nuestros conquistadores. Así que olvidamos a los antiguos dioses como Quetzalcóatl o Tláloc y los cambiamos por la “Virgencita de Guadalupe” 

Era el mundo de la consagradas, mujeres que se entregaban completamente a la fe y a su dios. En estas pinturas vemos los retratos del día de su consagración y de su muerte. Estas mujeres atravesaban don momentos de compromiso en su vida: el de la profesión y el de la toma de hábitos, este último considerado el matrimonio místico con Jesús y a la muerte de estas el encontrarse finalmente con su esposo divino.

Los lienzos eran colgados en las casas familiares de  las susodichas, que con orgullo era mostrado ante la mirada de los visitantes para denotar la gracias y compromiso familiar o bien simplemente ser un ejemplo para las jovencitas novicias, mostrando el grado e santidad y excelsitud de algunas de sus antecesoras.


Artist: Benjamín Domínguez (Mexican, born 1942)
Title: Monja coronada
Medium: oil on canvas
Size: 80 x 70 cm. (31.5 x 27.6 in.)
“La pintura de monjas coronadas, afirma la Dra. Alma Montero Alarcón especialista en este género y Coordinadora de Investigación en el Museo Nacional del Virreinato: “alcanzó su máximo esplendor en la Nueva España, pero no fue una manifestación exclusiva de este virreinato. La tradición de retratarlas con sus coronas y ramilletes floridos se presentó, bajo diseños y características generales muy similares, en Perú y Colombia”.”

Los retratos presentaban a las consagradas portando cirios y coronas de flores, joyas y listones en una composición en extremo simbólica. Además de estos elementos,  las novicias prontas a pronunciar sus votos definitivos elegían esculturas del Niño Dios, para embellecer aún más esta celebración. El día de su profesión se consideraba el más importante de sus vidas y todos los actos externos estaban cargados de una significación especial.

Los lienzos contienen múltiples elementos pero todos tienen características y significados en particular, por ejemplo: el velo que utilizaban representaba el compromiso que contraían. La corona debía llevar el signo de la cruz, su significado se resumen en esta frase: “la Inmortalidad de la Iglesia te corone”. Por último, La palma en la mano es el signo de la virginidad y que en los retratos hispanos aparecían bajo un aspecto natural y realmente sencillas, mientras que en los ejemplos americanos la palma estaba sobrecargada con infinidad de elementos: flores, esculturas y listones formando moños y lazadas.

Por lo que toca al segundo momento en que una monja era coronada correspondía al sobrevenir su muerte. Este paso significaba el encuentro definitivo con el Divino Esposo. Al instante del fallecimiento se reunían todas las hermanas en el coro bajo de la Iglesia mientras que la abadesa rezaba a solas con la monja muerta. Durante tres horas no era tocado el cadáver y sólo pasado ese lapso se procedía a engalanarle con su hábito y los demás ornatos para luego ser conducida al coro bajo con el resto de la comunidad y de regreso al sitio donde había profesado.

http://upaep.mx/upress/index.php/analisis/desarrollo-humano-y-social/item/106-pintura-de-monjas-coronadas-una-expresion-del-barroco-mexicano



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